Este sérum está pensado para pieles sensibles, reactivas y frágiles con tendencia a enrojecerse, sentir picor o ardor. Su fórmula concentrada en prebióticos marinos ayuda a fortalecer la barrera cutánea y a equilibrar el microbioma, reduciendo la reactividad. Los resultados son progresivos: sensación de calma inmediata, piel más resistente en 14 días y visiblemente menos rojeces tras 28 días de uso continuado.
La fórmula combina prebióticos marinos que refuerzan las defensas naturales de la piel, un extracto oleoso encapsulado de Phaeodactylum tricornutum con acción calmante que modula los mensajeros del enrojecimiento, y nácares 100% naturales con reflejos verdes que compensan ópticamente la rojez para un tono más uniforme. Esta sinergia aporta alivio rápido y una reparación duradera, manteniendo la piel confortable y menos reactiva.
Aplícalo mañana y noche sobre la piel limpia y seca antes de tu crema habitual. Deposita 2–3 gotas y extiende con presión suave desde el centro del rostro hacia el exterior, insistiendo en mejillas y aletas de la nariz. Para potenciar resultados, acompáñalo de una hidratante para pieles sensibles y un protector solar diario; la constancia es clave para reforzar la barrera cutánea y disminuir las rojeces con el tiempo.
Es adecuado para pieles con enrojecimiento difuso o localizado y alta sensibilidad; su enfoque es calmar y fortalecer, por lo que encaja en rutinas de piel con tendencia a cuperosis. Puedes combinarlo con limpiadores suaves sin sulfatos, cremas hidratantes calmantes y protectores solares de amplio espectro. Evita exfoliaciones agresivas o activos irritantes el mismo día; prioriza fórmulas que respeten la barrera cutánea para mantener la piel estable.
Muchas pieles perciben alivio desde el primer uso, con una sensación de confort y menos tirantez. A las dos semanas la piel suele verse más resistente y reparada, y en torno a las cuatro semanas las rojeces se atenúan visiblemente. Para sostener los resultados, mantén su uso diario, protege la piel del sol, y minimiza factores desencadenantes como cambios bruscos de temperatura, estrés o cosméticos demasiado perfumados.