La Crème está pensada para quienes desean un tratamiento antiedad global con una experiencia sensorial exquisita. Si percibes flacidez, arrugas de expresión y un tono irregular, su complejo Intelligence Marine Regenerative trabaja la firmeza, suaviza el microrelieve y unifica la tez de forma progresiva. En el corto plazo sentirás confort y un acabado sedoso; con constancia, el óvalo se ve más definido y la piel recupera una luminosidad elegante y homogénea.
Aplícala mañana y noche sobre rostro y cuello, realizando movimientos alisantes desde el centro hacia el exterior y finalizando con maniobras ascendentes en mandíbula y pómulos. Evita el contorno de los ojos. Para un acabado premium, aplica antes un sérum remineralizante y deja que la crema se funda unos segundos antes del maquillaje; así mejoras la percepción de tensado y la fijación, manteniendo el halo de luminosidad característico de la línea.
La experiencia es doble: inmediata y acumulativa. Desde el primer día la piel se siente más confortable, con tacto aterciopelado y luz equilibrada. Con uso diario, a partir de 28 días se aprecia la piel más firme y las arrugas suavizadas; a partir de 56 días, el óvalo se percibe más redefinido y la tez más homogénea. Integrar la crema en un ritual completo eleva la calidad del microrelieve y consolida los resultados en el tiempo.
Para una arquitectura facial impecable, utiliza L’Essence antes de La Crème: potencia la redensificación y la vitalidad del tejido. Dos veces por semana, incorpora Le Masque como gesto de choque para un alisado óptico y luz inmediata; por la mañana, finaliza siempre con protección solar para preservar la claridad del tono. Esta sinergia “sérum + crema + mascarilla” ofrece una respuesta global a firmeza, arrugas y luminosidad.
Su textura sedosa está pensada para confort diario y se integra bien incluso en pieles delicadas; introduce el tratamiento de forma gradual y ajusta la cantidad a una dosificación moderada. Si tu piel necesita más nutrición, alterna por la noche con una versión rica de la crema o suma un aceite facial ligero a modo de sello. Mantén los gestos suaves y evita fricciones: la elegancia del ritual es clave para resultados visibles y una tolerancia impecable.