Colócalo suavemente en el cuello, activa un modo EMS de baja intensidad (1–3) y calor medio para preparar el tejido durante 15 minutos. Si pasas muchas horas frente a pantallas, úsalo al final de la jornada para descomprimir y favorecer una postura más natural. En días de mayor tensión, incrementa progresivamente la intensidad hasta encontrar el punto de confort sin sobreestimular. La constancia —diaria o interdiaria— es clave para resultados visibles en rigidez, confort y descanso.
Muchas personas sienten alivio y ligereza desde la primera sesión gracias a la sinergia de EMS y calor. A las 2–4 semanas de uso continuado, notarás una reducción sostenida de la tensión muscular, mejor movilidad y un descanso más reparador. El trabajo de musculatura profunda y la mejora de la microcirculación ayudan a que el cuello recupere su ritmo natural, con menos fatiga acumulada y mayor sensación de bienestar.
Si tu piel es sensible, comienza con EMS suave y calor bajo, comprobando que la sensación sea homogénea y agradable. Aumenta en pequeños pasos: el objetivo no es “más intensidad”, sino una estimulación estable que libere tensión sin incomodar. Humedece ligeramente la zona de contacto y asegúrate de que los electrodos rocen bien la piel; una buena conductividad mejora la eficacia del masaje y evita pinchazos o zonas sin estímulo.
Sí, es un aliado complementario. Úsalo antes de estiramientos para preparar la musculatura o después de una sesión de fisioterapia para prolongar el efecto relajante. En noches de descanso ligero, el calor moderado puede facilitar la transición al sueño al reducir la hipervigilancia muscular en la zona cervical. Si sigues un tratamiento médico, coordina horarios e intensidades con tu profesional para potenciar los beneficios sin solapamientos.
El diseño se adapta a circunferencias de cuello de 35 a 50 cm; coloca el masajeador con delicadeza y evita forzarlo al abrir. Retira accesorios metálicos, limpia los electrodos y humedece levemente la piel antes del uso para optimizar la conducción. Tras cada sesión, apaga y pasa un paño suave y húmedo; recarga con regularidad para mantener un rendimiento constante. Si notas molestias persistentes, reduce intensidad o descansa un día antes de reanudar el uso.